Enhorabuena por vuestras voces, por poner el corazón en las canciones,
por hacer tan emotivas las Eucaristías.
La emoción nos invade cuando os ecuchamos entonar preciosas melodías.
Enhorabuena a vuestra directora que os lleva con tanta energía.
Sois un equipo maravilloso. Jesús se alegra mucho cuando os escucha rezar entre notas.