Escribir, una de mis pasiones, apresar ese momento que me despierta la necesidad de envolver en palabras una idea.
Hoy fue esa pequeña y especial ardillita, que me visitó, la que me invitó a darle forma a este pequeño cuento.
No tengo más remedio que convertirlo en un instrumento más de nuestro aula para hablar de autismo.
¡Bienvenida, Pimpicuchi!