EL LADRÓN DE PELOS
( por Pedro Pablo Sacristán )
Valor educativo: Sinceridad, comunicación
Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía
algún tiempo, había visto que se estaba quedando calvo, y que
cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:
- Papá, ¿por qué cada día tienes menos pelo?
Su papá le dijo sonriente:
- Es por el ladrón de pelos. Hay por esta zona un ladronzuelo
chiquitito que visita mi cabeza por las noches cuando estoy
dormido, y me quita todos los pelos que le da gana. ¡Y no hay
forma de atraparlo!
Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá,
aquella misma noche aguantó despierta tanto como pudo. Cuando
oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se
fue a la habitación de sus padres. Entró muy despacito, sin hacer
ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando
llegó junto a su papá, se quedó observando detenidamente su
cabeza, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto apareciera.
Al poco, vio una una sombra sobre la cabeza, y con todas las
fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más fuerte que pudo.
¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un
salto, con un enorme chichón en la cabeza y un buen susto en el
cuerpo. Al encerder la luz, se encontró con Valeria de frente, con la
mano en alto sujetando la maza, y diciendo:
- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos
se ha escapado!
Al oir eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá
comenzó a reirse:
- Eso te pasa por contarle tonterías a la niña - dijo divertida.
Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún
ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se quedaba calvo.
Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió
lo importante que era no engañar a los niños y contarles siempre la
verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de
buscar ladrones de pelos, y le compró un bonito gorro de dormir.